lunes, 25 de abril de 2011

Culto a Eggun


Eggun
En las naciones pertenecientes al antiguo Imperio Yorùbá, tenían sociedades que centraban sus prácticas en el culto de Eggun (muerto), de fundamental importancia para las religiones procedentes de dicha cultura, pues como dicen en el sistema religioso Osha -Ifá, "Iku Lobbi Osha" (de la muerte nace el Orisha), que suelen traducir como "el muerto parió al santo". Para el Yorùbá, el concepto de la muerte es bastante más amplio que el de otras religiones, para nosotros el ser humano esta formado fundamentalmente por tres elementos: Emí (espíritu), Orí (alma) y Ará (cuerpo). El Emí y el Orí conviven dentro del Ará separados, Orí es aquel que tiene el aprendizaje y la sabiduría de otras encarnaciones, que se mantiene cerrado a la conciencia de la persona hasta sus muerte, durante la iniciación religiosa a la persona se le realiza un corte que representa abrir un poco la Orí de la persona a otros conocimientos, el que siempre se haya dentro del Ará, en la región cercana a la hipófisis.
El Emí es aquel que nos permite el diálogo interno, el que almacena recuerdos de esta encarnación y el que da un paso al costado en nuestra conciencia cuando incorporamos o montamos el Orisha, saliendo del Ará. Cuando morimos, Emí y Orí se hacen uno y dejan el Ará que se transformará en Okú o cuerpo muerto y ambos siendo una sola energía esperarán el destino que les depara, si volver al Aiyé, o sea la Atùnwá (reencarnación), si se convierten en Eggun (muerto) o si en Aragbá Orún (en camino al Orún), para posteriormente llegar al estado de Arà Orún (habitante del Orún). Las sociedades de culto a Eggun femenino, llamados Iyamí Agbá (mi gran madre), en su mayoría realizan un culto al Eggun colectivo, no individualizado, en el caso de la Sociedad Geledé esta energía que engloba al Eggun femenino es Iyamí Oxorongá, llamada también Iyá Nlá (madre que esta más allá). La Sociedad Geledé está compuesta exclusivamente por mujeres y solo ellas manipulan este inmenso poder de Iyamí Oxorongá. El temor que representa Iyamí en algunas regiones de Nigeria hace que los hombres de la región en sus fiestas, se vistan de mujeres, con mascaras femeninas y dancen en su honor para aplacar el enojo y establecer un equilibrio entre las fuerzas masculinas y femeninas. Esta sociedad no llegó con su culto a la Isla de Cuba.
La sociedad de culto al Eggun masculino, no individual, puesto que de forma individual no se conoce culto en Cuba, sino de forma generalizada, como en el caso de la Geledé es la Sociedad Secreta Oro, que se basa en el culto a una energía que representa el poder sobre los Eggúns, a través de su capataz "Oro". En el caso de la sociedad Geledé, su culto prácticamente se halla extinto en África y en América nunca llegó a realizarse. El poder que le atribuyen a Iyamí Oxorongá es tan grande que debe ser cuidadosamente controlado, a veces con la ayuda de la Sociedad Oro. Estas dos son las sociedades más importantes a Eggun, luego de estas se hallan las sociedades de Eggun individualizados, que son sociedades que se dedican a cultar a importantes personajes del ámbito religioso o familiar, estas son las "Sociedades Eggungún", donde se basa el culto a Eggun masculinos, que son los que se manifiestan (los femeninos no se manifiestan) y visten grandes trajes de telas de colores que les cubre desde la cabeza a los pies, este tipo de indumentaria en África recibe el nombre de Eku y en Bahía el nombre de Opá.

EGGUN
ORIGEN DEL ANTEPASADO DEL TEMPLO Y PALO DE EGUN

En tiempos pasados, los ancianos eran enterrados en una esquina de la choza y la familia se reunía para presentar sus respetos a los antepasados. Los miembros de la familia ponían allí la comida favorita del antepasado muerto, así como su bebida y fruta favorita, y un palo con tiras de tela de la ropa que había pertenecido al anciano con campanas atadas al palo. Con este palo golpeaban el suelo mientras le cantaban oraciones para pedir sus bendiciones, consejo y protección. Esta tradición, como muchas otras, ha sobrevivido al paso del tiempo y se manifiesta en muchas creencias o religiones.

El nombre congoleño de este palo es Ariku Bambaya, también conocido como palo de egun. El palo de egun se coloca junto al altar del antepasado, adornado a la manera de los tiempos antiguos. Si la ropa de un antepasado no puede usarse para hacer cintas y adornar el palo de egun, entonces será suficiente con usar cintas de diferentes colores con campanas atadas en las puntas. El simbolismo es la clave.

El altar del antepasado puede hacerse con una mesa con un mantel blanco, un vaso de agua, un crucifijo, una deidad espiritual de vuestra elección y un retrato o retratos de los antepasados fallecidos. Puede añadirse un texto religioso sagrado como la Biblia o el Corán, flores, velas e incienso. También se puede poner comida, diferentes tipos de bebida tales como agua o ron, cualquier cosa que le gustara beber al antepasado.
Todos los altares deberían tener una representación de los elementos básicos:
Tierra, aire, fuego y agua.
La tierra está simbolizada por las flores que crecen de ella. Representan la belleza que es la Madre Tierra y el amor que comparte con toda la creación. Las velas representan al aire y el fuego, ya que sin aire no hay fuego.
El fuego simboliza la vívida energía espiritual, una entidad viva que respira con propiedades destructivas y positivas. Como energía positiva representa a la vida y a la luz que ésta da a todos aquellos que buscan la verdad.
El agua ejemplifica la limpieza, la claridad y el pensamiento puro. Es el elemento que promueve la vida; la esencia primordial de la tierra. Todo lo que vive y respira sobrevive al agua que cae de los cielos.
El incienso es un medio relajante y tranquilizador para calmar la atmósfera con su fragrante aroma.

Los altares son sencillos de construir, pero complicados en su significado y profundidad. Deberían representarte a ti y a tus ancestros. Actúa con libertad para ponerte a ti mismo en tu altar, porque como tú, tu altar es único. Deja que la inspiración juegue su papel en la construcción de tu altar, se creativo pero sincero. Los altares son el portal a través del cual contactamos, oramos y alcanzamos a nuestros antepasados y a Dios.

Orun
Oro u Orun es uno de los cultos más secretos en el país Yorùbá, está vinculado con Ikú (la muerte). Algunos afirman que el culto y sistema Oro fue tomado de los monos rojos, llamados Ejimere. Consiste en un fundamento cuya carga es secreta, preparado por los Babalawos dentro de una tinaja negra, sellada con cemento de la cual sobresalen 9 o 18 cauries según sea el fundamento, un caracol Cobo y en algunos casos la cabeza de dos muñecos (uno Obini y uno Okuní) también cargados. Otro de los elementos que acompañan a Oro es un bastón (pagugú) adornado en algunos casos en la punta con la talla de una calavera, cuyos ojos son dos cauríes son la parte da la apertura natural hacia adentro, un machete, una teja (Ikoko Awadorono Kole Unoricha) y un Eshu de Oro montado en una piedra (otá) porosa o de arrecife. Un elemento fundamental de culto a Oro consta de un trozo de metal plano o de una madera plana en forma de pez con una larga cuerda que antiguamente se ataba a un poste. Cuando el viento soplaba se movía emitiendo un sonido agudo llamado Ejáoro (pez de Oro). Esa es la voz misma de Oro.
Entre los Ijebu y los Egbá, Oro es mucho más sagrado e importante que el mismo Eggungún. En los tiempos antiguos los miembros de la sociedad Oro eran también los ejecutores de los criminales. Cuando la gente era condenada a morir por la corte Ogboni, eran los miembros del culto Oro quienes tenían que llevar a cabo la sentencia. Cuando Oro salía de noche, los que eran miembros del culto debían permanecer dentro de la casa y de salir estaban corriendo riesgo de muerte. Otros de las energías de la misma clase son los Igbis (árboles), por eso el monte o los bosques son tan particulares para el culto a Eggungún. En el caso de los Igbis, son personificados por seres humanos enmascarados que llevan una imagen en la cabeza. Entre los Òyó, la gente de Iseyin y Jabata son los principales adoradores de Oro. Cada año tienen 7 días para su adoración. Durante todo el día las mujeres se quedan encerradas en la casa, excepto unas pocas horas que se les permite procurarse algunas provisiones. El séptimo día ni siquiera esto se les permite y se mantienen rigurosamente encerradas. Para la que no lo cumpla significa una muerte segura y esta pena se ejecuta no importa cual sea el título, la riqueza o la posición que tenga la mujer que se aventure a mirar a Oro.
El Culto a Oro, se mantiene vivo entre los Babalawos en Cuba, quienes son los encargados de Jurar a los hombres que deseen poseer el fundamento de Oro, aquellos que pretendan ser Orìatés, deberán según las verdaderas tradiciones pertenecer al culto Oro, lo cual les permitirá a la hora de dirigir un Ituto (ceremonia mortuoria) hacerlo con sapiencia. Los jurados ante el fundamento de Oro, luego de recibirlo y pasar por rigurosos rituales, se denominan Omo Oro y se les realiza un Itá con no menos de tres Babalawos por medio de Orunla y reciben el Odú que los caracteriza dentro de la Sociedad Oro

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